Acueducto Saint-Clément

Hoy parece algo banal, pero en el pasado abastecer de agua a una ciudad era todo un reto. En la Edad Media, Montpellier sufría la falta de agua pese a contar con pozos y algunas fuentes. Para solucionar el problema, se decidió en 1751 construir un acueducto que llevara el agua desde los manantiales de Saint-Clément hasta el paseo del Peyrou.

El ingeniero Henri Pitot dirigió las obras con determinación, y tras doce años de trabajos, el agua llegó finalmente a Montpellier en 1765, celebrada por miles de ciudadanos. En la década siguiente, el acueducto se conectó con la torre de agua del Peyrou y varias fuentes del centro. Su trazado se amplió en el siglo XIX, pero el deterioro llevó a su cierre en 1935, cuando fue sustituido por una red moderna.

Con más de 800 metros de largo y hasta 28 metros de altura, el acueducto de Saint-Clément ya no transporta agua, pero su silueta, inspirada en el Puente del Gard, sigue marcando el paisaje.

Declarado monumento histórico en 2022, también guarda una dimensión simbólica: cerca de uno de sus pilares fue tomada la célebre foto de Jean Moulin, figura clave de la Resistencia francesa.