Villa Mirasol

Si bien la postal busca ser tranquila y natural en la confluencia de los Tres Ríos de la capital de las Landas, una pizca de elegancia y encanto histórico se mezcla con la decoración, en cuanto nuestros ojos cruzan esta majestuosa villa de época. Si deseas conocer su nombre, lo encontrarás bellamente esculpido en la piedra de su fachada. Pero para conocer sus orígenes, tendrás que indagar un poco más. Y por más atrás nos referimos al menos a un siglo antes, cuando Mont-de-Marsan no estaba tan urbanizado. En 1907, Joseph Lapelle-Lateulère, molinero de profesión, compró los terrenos a Julien Bernos, propietario de una fábrica de madera en la ciudad. Con esta adquisición, el industrial hizo un doble negocio. No solo disponía de un vasto terreno para construir su residencia principal, sino que también podía vigilar de cerca el buen funcionamiento de su empresa, situada entonces en la orilla opuesta del Douze. Es decir, donde hoy se encuentra la oficina de turismo de Mont-de-Marsan. La Villa Mirasol, inaugurada en 1912, fue diseñada por el arquitecto local, Léonce Léglise, siguiendo el modelo de las casas burguesas de Hossegor y Capbreton. El resultado es un estilo Belle Époque que incorpora una serie de características típicas de las casas de las Landas, como el uso del ladrillo y un tejado a cuatro aguas en el que las cuatro vertientes se unen sin una superficie plana. En el interior, tras los grandes ventanales, 16 habitaciones con techos ricamente esculpidos y elementos decorativos naturalistas ofrecen 470 m² de refinada superficie habitable. Del abandono a la intensa restauración, Villa Mirasol alberga ahora dos restaurantes y un hotel de 4 estrellas que muestran la región y el saber hacer del Suroeste. También se organizan exposiciones ocasionales, conciertos y otros eventos culturales. Una prueba de que Villa Mirasol, que proviene de “mirar el sol”, es un patrimonio compartido.