Calle Victor Hugo

A lo largo del río, los viejos tiempos están siempre presentes. Pero si se retrocede un poco, aparecen las caras más recientes de Mont-de-Marsan. Por ejemplo, la calle Victor Hugo, que estás cruzando desde hace unos segundos. Es un lugar agradable, con sus bellos edificios burgueses y sus edificaciones públicas de estilo neoclásico. En la historia de la ciudad, esta vía está ligada al cambio de estatus que experimentó Mont-de-Marsan en 1790, cuando se convirtió oficialmente en la capital del departamento de Landas. La elección de Mont-de-Marsan, en perjuicio de sus dos rivales Dax y Tartas, fue un gran éxito en la época. Se dice que la delegación dacquesa extrañamente no se despertó la mañana en que los consejeros locales fueron convocados a París. Los Montois, por su parte, se defendieron diciendo que su ausencia en la capital se debía a una distracción con jovencitas en el camino. En resumen, Napoleón I eligió la calle Victor Hugo (que en aquella época tenía otro nombre, ya que el dramaturgo recien había nacido) como lugar para la lista recién decidida de los futuros edificios administrativos. Entre 1807 y 1821, se construyeron el primer palacio de justicia de la ciudad, la prefectura de las Landas, una estación de policía y sus caballerizas, una prisión y una segunda versión de la iglesia de la Madeleine, ya que la primera se había derrumbado por desgracia. Con este nuevo estatus, la popularidad de la calle Victor Hugo se disparó, y todo el mundo quería mudarse aquí, situada en la “parte más bella de la ciudad”. Notables y familias adineradas se peleaban por construir sus casas en los 360 metros de una de las vías más antiguas de la ciudad. La moraleja de la historia es que la calle Victor Hugo puede dar las gracias a la supremacía de la prefectura, porque sin ella no habría podido justificar un lugar tan importante en nuestro itinerario.