Calle des Arceaux

Aquel que dice que a veces hay que perderse para encontrar lo que parece imposible no está del todo equivocado. Escondida en medio de una zona residencial y apenas señalada en el plano de la ciudad, la calle des Arceaux es una atracción insospechada en el camino. Con ella, la versión medieval del Mont-de-Marsan reaparece para nuestro deleite. En la segunda mitad del siglo XII, la callejuela formaba parte de la primera extensión de la ciudad al sur del Midou. Después, en la segunda mitad del siglo siguiente, se encontraba dentro de las murallas. Como ya te habrás dado cuenta, la principal característica de la calle des Arceaux es su diseño poco habitual. A lo largo de la calle, hay seis pasadizos cubiertos con entramado de madera, típicos de las casas de las Landas, construidas con ladrillo o adobe. Sostenidos por vigas de madera, estos puentes comunican los primeros pisos de las casas de enfrente. Detalle arquitectónico de poca importancia pero estos recuerdan que en el pasado se utilizaban principalmente como pasarelas entre las tiendas que daban a la calle Gambetta, al este, y los almacenes que daban a la calle Henri Thiébaud, al oeste. Mientras que el primer tramo de la calle des Arceaux es lo suficientemente ancho como para ser atravesado por automovilistas y peatones, el segundo tramo, más estrecho, solo es accesible a los peatones. Razón de más para descubrir este precioso trozo de la historia de Mont-de-Marsan en su totalidad. Al hacerlo, podrás ver en el número 15 de la calle, justo en la curva más adelante, una aspillera en la fachada. Allí se encontraba la antigua casa de guardia, donde se encerraba a los borrachos y a los vándalos durante la noche. La calle des Arceaux es un lugar pintoresco que ha envejecido con el tiempo y es perfecto para una foto. Un clic y te llevarás un recuerdo perdido entre los siglos XIII y XXI.