Antiguo molino de Mont-de-Marsan

Seguro que ya lo notaste, hacer una parada aquí te da una vista privilegiada de la confluencia del Midou y el Douze, que juntos forman el tercer río emblemático de Mont-de-Marsan: el Midouze. Sin embargo, ¿sabías que esto no es lo único que puedes ver desde las orillas? En la orilla opuesta, podrás ver una serie de edificios relativamente importantes en la historia de la ciudad. Si te fijas bien, algunos de ellos incluso tienen una estructura de piedra que no parece muy joven. Es lógico, ya que nos encontramos ante un lugar ancestral de Mont-de-Marsan. Lo suficientemente antiguo como para remontarnos a la Edad Media. En aquella época, la zona estaba ocupada por dos molinos de agua fortificados, bajo la defensa del Castillo viejo. El primero, el molino de Midou, construido probablemente entre los siglos X y XII, era el más antiguo de los dos. Gracias a su ubicación en la intersección de la tierra y el agua, desempeñaba un papel importante en la transformación de los cereales en harina, que se transportaba en barco hasta el Mont-de-Marsan. Se trata de una actividad industrial que enriquece la ciudad en esta época. El segundo molino, el Moulin de la Douze, apareció más tarde, hacia finales del siglo XIII, y se utilizaba principalmente para impulsar la producción de cereales. Su silueta, en la que destaca una especie de chimenea de madera, se ha conservado mejor. En 1840, los dos molinos fueron comprados por un militar y político local , y transformados en molino harinero. La molinería, que fue vendida al industrial Joseph Lapelle-Lateulère, propietario de la Villa Mirasol, permaneció en servicio hasta 1963. 20 años más tarde, la ciudad adquirió el edificio completamente en desuso y lo transformó en una galería de arte llamada “La Minoterie” en homenaje a su pasado. Y en 2013, la Oficina de Turismo y el Centro Pedagógico de la Resistencia y la Deportación de Francia también se instalaron allí. Desde la orilla del río, tendrás una prueba más de que el centro histórico de Mont-de-Marsan está lleno de cosas por descubrir.