Torre Camoufle

La torre de Camoufle es un vestigio de las antiguas murallas medievales de Metz. Es una de las pocas torres que se han conservado. Fue construida en 1437 cuando se reforzaron las murallas, en el emplazamiento de una antigua torre galo-romana. Redonda, de 3 pisos y un tejado alto, fue concebida desde el principio para la artillería. De hecho, lleva el nombre de “Jacob de Castel”, apodado “Camoufle”, ¡un bombardero de la época tan hábil que se decía que había hecho un pacto con el diablo! Defendió la ciudad hasta el asedio de Carlos V en 1552. Si te fijas bien, verás que lleva las marcas de una bala de cañón. En 1732, las murallas fueron restauradas, conservando la torre, aunque, con los avances de la artillería, ya no servía de mucho. En 1903, los alemanes quisieron ampliar la ciudad fuera de las murallas y lanzaron un gran proyecto de urbanización para crear el nuevo Barrio imperial. Las murallas fueron destruidas y el foso se rellenó para crear la avenida Foch. La torre, que se salvó, sigue siendo visible hoy en día dónde se alzaban las antiguas murallas. Desde 1929 está clasificada como monumento histórico.