La Alcazaba

Pasar por este lugar más que emblemático y cargado de historia, es sin duda una forma muy eficaz de acercarse al pasado malagueño. Probablemente construida entre 1057 y 1063, sobre restos romanos, la Alcazaba, que se puede traducir como “ciudadela”, sirvió como lugar de residencia de los antiguos gobernadores bereberes y musulmanes. Perfectamente adaptado a la elevada configuración del terreno, este palacio árabe, cuidadosamente implantado en las laderas del monte Gibralfaro, también desempeñaba un papel defensivo contra las invasiones de la época. Una información fácil de adivinar, ya nos dirás, cuando nos paramos frente a este vasto recinto amurallado que una vez consistió en 110 grandes torres, algunas de las cuales fueron destruidas con el tiempo. El interior de la fortaleza, cuya visita es gratuita solo el domingo por la tarde, se ha elaborado en la pura tradición arquitectónica árabe-musulmana , mezclando pasillos, jardines y estanques para un juego de luces y sombras, del que solo los constructores árabes sabían el secreto. Clasificado como Bien de Interés Cultural Español desde 1931, este sitio, tan querido por los malagueños, combina con elegancia la historia y la belleza, dentro de un mismo recinto.