La Catedral de la Almudena

La viste desde lejos, y ahora por fin, te encuentras frente a la hermosa catedral de la Almudena. A diferencia de otras catedrales que estás acostumbrado a ver en las principales grandes ciudades, esta de aquí es relativamente reciente. Construida frente al palacio real en 1883, fue consagrada por el Papa Juan Pablo II en 1993. Y tiene bastante clase, para ser una catedral fuera de Roma. Es la sede episcopal de la diócesis de Madrid. La idea de construir una catedral en la capital española se remonta al siglo XVI, durante el reinado de Felipe II. En aquella época, Madrid dependía de la diócesis de Toledo. Pero el rey estaba tan ocupado con su proyecto del monasterio del Escorial que al final no construyó ninguna catedral. En el siglo siguiente, España estaba demasiado empobrecida para gastar tanto dinero en semejantes cuestiones religiosas. No fue hasta el siglo XIX que el rey Alfonso XII puso la primera piedra de una nueva iglesia, que resultaba entonces imprescindible tras la destrucción de la antigua iglesia de Santa María de la Almudena. En 1885, el Papa decidió finalmente crear la Diócesis de Madrid y la iglesia se convirtió en catedral. Es bastante original, con una mezcla de estilos debido al tiempo que se tardó en construirla.Es de estilo neoclásico por fuera y neogótico por dentro. Debería haber sido totalmente neogótica, como todo lo que se hacía en la época bajo la influencia de Viollet le Duc, pero las obras se interrumpieron hasta 1950 y, cuando se reanudaron, se decidió continuar con el estilo neoclásico para que la catedral se integrara en su entorno y estuviera a la altura del palacio real situado enfrente. Merece la pena visitar el interior, que tiene la apariencia de un collage de diferentes estilos. Te sorprenderá la belleza de los techos pintados, cubiertos de coloridas formas geométricas, así como las vidrieras ultramodernas. No olvides levantar la vista hacia la cúpula central, pintada por el mismo artista. Representan los cuatro elementos que sostienen la bóveda celeste. Así como  curiosidad, cuenta la leyenda que en 1083, cuando el rey Alfonso VI de León arrebató Madrid a los musulmanes,  este se obsesionó con encontrar una preciada figura de la Virgen María, que había sido confinada en una alcazaba unos siglos antes. Su búsqueda no dio resultado, así que se puso a rezar. Fue en ese momento cuando una parte de los muros se derrumbó y se le apareció la imagen. El lugar del milagro está indicado en el exterior de la catedral.  Allí verás un nicho con una estatua de la Virgen María.