Big Ben

Fue en 1859 cuando el Big Ben sonó por primera vez… Esta emblemática campana es conocida en todo el mundo. Porque sí, es la campana la que se llama Big Ben y no la torre, que se llama Torre Elizabeth, en homenaje a la reina. Realmente no se sabe la razón de este nombre, Big Ben, pero algunos lo asocian con el primer auditor de obras públicas, Benjamin Hall, que ordenó la fundición de la campana. Izado en lo alto de la torre en 1859, el Big Ben ha sido sometido a varias pruebas, acogiendo martillos cada vez más pesados, para mejorar su sonoridad. Pero solo dos meses después de su instalación, la campana se agrieta debido a la colocación de un martillo demasiado pesado para ella: ¡debe ser por eso que el sonido del Big Ben es único, reconocible en todos los rincones del mundo! ¡Y no te puedes perder este sonido tan especial, ya que el Big Ben ha estado sonando cada hora durante más de 150 años! Solo tres eventos impidieron que el Big Ben se expresara: en 2013, en el funeral  de Margaret Thatcher, ex primera ministra; en 1941, cuando un martillo cayó en el funcionamiento interno durante las reparaciones durante la guerra; en 1949, debido a un grupo de aves que decidieron posarse en el reloj, ¡causando incluso un retraso de unos minutos! Más recientemente, fueron las renovaciones de la torre las que silenciaron la campana… ¡Pero pase lo que pase, el Big Ben seguirá sonando a cada hora, con un sonido perceptible a más de 6 km! Los cuatro relojes colocados a cada lado de la torre se encargan de dar la hora a los habitantes gracias a sus gigantescas agujas ¡que miden entre 2 y 4 metros de largo y se mueven en una esfera de 7 metros de diámetro! Debes saber que la torre está abierta a la visita y se expone la sala de máquinas y el mecanismo del funcionamiento del reloj, ¡pero solo los residentes británicos tienen derecho, con varios meses de antelación, a entrar en esta torre mítica! Desafortunadamente, si no vives en el territorio, ¡tendrás que conformarte con contemplarla desde el exterior! Lo que sigue siendo un hermoso espectáculo, ¿verdad?