Place aux Oignons

Esta pintoresca plaza, a menudo considerada la más bonita de la ciudad, no albergaba un gran mercado de cebollas, sino un torreón, cuyo nombre latino “dominium” se convirtió en “dominio” y finalmente en oignons, que siginifca “cebollas” en frances. En el siglo XVIII, las casas que rodeaban la plaza primero estaban habitadas por tejedores, entonces llamados sayeteros, que instalaban sus telares en los sótanos, donde la humedad era esencial para su trabajo. Con el desarrollo de la industrialización, la sayetería fue decayendo y la plaza se convirtió en el hogar de los trabajadores de las fábricas vecinas.  Por encantadora y acogedora que fuera, durante muchos años fue un símbolo de gran pobreza, insalubridad y un auténtico desbarajuste. El autor de “La calle Péterinck”, Gérard d’Orgeville, describió las casuchas en ruinas como algo que sólo se mantenían en pie porque se sostenían unas a otras. En los patios sólo había un baño para 6 ó 7 familias. Las casas superpobladas albergaron a mineros a principios de los años 20 y más tarde a inmigrantes de Portugal y del norte de África.  En 1967, había que elegir entre arrasarlo todo o restaurarlo. Pero aun así, la plaza de los Oignons forma parte del patrimonio de Lille y se incluyó en la zona protegida de la ciudad, un vasto perímetro protegido conocido como “Patrimonio Notable”. Entre 1985 y 1990, la ciudad acometió una profunda restauración y reconstruyó las casas exactamente igual que antes. Hoy, la plaza, rodeada de bares y restaurantes, vive un nuevo capítulo de su historia.