Catedral Notre-Dame-de-la-Treille

Sí, lo admito, no es el tipo de catedral que uno está acostumbrado a ver erguida orgullosamente en el centro de las ciudades europeas. Pero hay que saber que no se parece en nada a lo que se había planeado. Fue la última catedral que se construyó en Francia, y la primera piedra se colocó en 1854, con unos planos acordes con la época: grandioso, gótico flamígero y todo eso.  La construcción comenzó en una plaza demasiado pequeña para una catedral, en el lugar del antiguo montículo feudal. Sí, pero eso no es todo. Tardó 145 años en terminarse. Ya ves cómo cambia la moda de una temporada a otra, pues imagínate en siglo y medio. No es de extrañar que los estilos y los gustos cambien. Si a eso le añadimos las guerras, la escasez de materiales y la falta de dinero, nos damos cuenta de la tenacidad necesaria para dar vida a esta catedral. Las agujas, que debían alcanzar una altura de 115 metros, se abandonaron y se construyó a toda prisa un campanario provisional, sin vínculo arquitectónico con el resto del edificio. Pero al final, ¡se quedó! Además, como se suponía que era muy provisional, sólo tiene unos cimientos muy pequeños, de apenas 1 metro de altura. ¡Pero aguantó! La moderna fachada, instalada en 1991, puede darle un aspecto sobrio, incluso austero, pero las 110 placas de mármol blanco translúcido que dejan pasar la luz anaranjada son únicas. Hay que verlo desde el interior para darse cuenta! El rosetón es obra de Ladislas Kijno, un gran artista considerado el padre espiritual del arte callejero francés. Pero la catedral también está estrechamente vinculada a Notre Dame de la Treille, de quien alberga una estatua milagrosa. Y ojo, que no hace milagros de la nada. Ya en 1254, devolvía la vista a los ciegos e incluso resucitaba a los muertos. En el siglo XVII, la iglesia reconoció 54 milagros. Fue ante la iglesia donde Luis XIV juró proteger las libertades del pueblo de Lille. No esperes un milagro hoy, la estatua es sólo una réplica, ya que la original fue robada en 1959 y obra sus prodigios en otro lugar.