Calle de Gand

La única calle ligeramente inclinada de esta ciudad más bien llana, es la calle de Gand, una animada vía repleta de bares y restaurantes. En ella se encuentran varios edificios protegidos. Desde aquí se accede a la antigua Porte de Gand, una de las pocas puertas que se conservan de las antiguas murallas españolas. Subiendo la calle, descubrirás este majestuoso vestigio de la época dorada de los Países Bajos españoles. Declarada monumento histórico, alberga desde 1997 un restaurante gastronómico. Si no llegas hasta el final para ver la famosa puerta, gira a la izquierda por la calle de las Célestinas, y de nuevo a la izquierda por la calle a  Claques. En francés este nombre suena raro, porque una claque significa bofetada. Aquí, sin embargo, el nombre no tiene nada que ver con darle una cachetada a alguien. Viene del dialecto de Lille. En realidad, es un término despectivo utilizado para describir a una chica supuestamente promiscua y buena para nada. La razón por la que una calle se llamaba así sigue siendo un misterio, así que tendrás que averiguarlo tú mismo.