El memorial de José Martí

Dominando la Plaza de la Revolución, este monumento honra con distinción y supremacía a una de las figuras nacionales más glorificadas de la isla. Y su nombre no es otro que José Martí. Definición misma de valentía, perseverancia y devoción a su patria, este luchador independentista cubano dejó una huella profunda e indeleble en la historia del país. Escritor, poeta, ensayista, traductor y filósofo son atributos que lo definen. Pero durante su vida, José Martí convirtió sus múltiples cargos en una fortaleza. De su pluma salieron algunos de los más grandes escritos patrióticos para el levantamiento de la población cubana hacia el nacionalismo hispanoamericano y el antiimperialismo. Desgraciadamente, él, que tanto soñaba con ver a su país libre y soberano, no tendría tanta suerte. Murió en el campo de batalla en 1895, siete años antes de la declaración oficial de independencia de Cuba. Además del billete de un peso con su imagen y de los días festivos que se celebran con motivo de su cumpleaños, José Martí también es conmemorado por este imponente monumento inaugurado en 1958. Consta de dos partes. En primer lugar, la torre de 109 metros de altura en forma de estrella de 5 puntas, que simboliza las cumbres de la libertad. Luego está la estatua de mármol blanco de 18 metros de altura de José Martí, sentado como el pensador que fue. Además de un pequeño museo dedicado a los escritos del «apóstol de la libertad», como a los cubanos les gusta llamarle, la torre termina con una terraza panorámica. El acceso a la torre no es gratuito, pero la oportunidad de situarse en el punto más alto de la capital no se repetirá.