Mercado cubierto de Guérande

La plaza Saint-Aubin es un lugar de paso imprescindible en Guérande. Además de conducirte hasta la fachada de la colegiata, que vamos a descubrir justo después, muestra preciosos edificios históricos que te sumergen en el pasado de la ciudad. Y a tu izquierda, hay uno que seguramente te llamará la atención. El que luce dos grandes ventanales y rejas de hierro forjado alberga las halles de Guérande.

Fue construido a principios del siglo XX, aunque ya existía aquí un mercado cubierto muchos años antes de su edificación. En cualquier caso, es la ocasión perfecta para descubrir todos los buenos sabores que se pueden encontrar en Guérande. Ten en cuenta que solo abre los miércoles y sábados por la mañana.

Entre los grandes imprescindibles, empezamos, por supuesto, por la sal de Guérande. Es imposible irse de la ciudad medieval sin un pequeño paquete de sal como recuerdo, ya sea natural o aromatizada. Aquí tendrás dónde elegir. Aprovecha también para llevarte flor de sal, más suave y delicada. Utilizada en los platos como toque final, es una fina capa de sal gruesa que se forma en la superficie de las salinas durante un periodo muy concreto: las tardes de verano. Se recoge manualmente cada noche durante la temporada estival. Debido a sus condiciones tan particulares, su producción es más limitada que la de la sal, lo que la convierte en un producto más raro y, por tanto, más caro, a veces incluso considerado un producto de lujo. No hay nada como espolvorear tus platos con flor de sal para realzar su sabor.

En las salinas crece también otro producto, mucho menos conocido: las salicornias. Se trata de una planta sorprendente que puede comerse en tortilla, en ensalada, en vinagre, cruda o cocida como acompañamiento de carnes, por ejemplo. Rica en minerales y fibra, cuenta con numerosos beneficios para la salud. Es, por tanto, la ocasión perfecta para comprar y descubrir nuevos sabores.

Y, cómo no, estando en la costa atlántica, aquí también encontrarás pescados y mariscos para todos los gustos: ostras, mejillones, sardinas o anchoas. Si eres más de carne roja, pide al carnicero carne de Brière, una ternera de gran reputación criada en el parque natural regional de Brière, a las puertas de Guérande.

Y, para terminar con un toque dulce, nada mejor que un paquete de caramelos de mantequilla salada para darse un capricho, o probar las Niniches, pequeños caramelos con palo típicos que se venden en las confiterías de la ciudad. Hay más de 50 sabores distintos, así que seguro que encuentras el tuyo.

Si quieres, te invito a entrar en el mercado cubierto para descubrir todo esto.