Colegiata de San Albino

Aquí te encuentras frente a la iglesia principal de la ciudad, la colegiata de Saint-Aubin. Situada en pleno corazón de la ciudad medieval, está clasificada como Monumento Histórico desde 1840.

La primera iglesia construida en este lugar se habría levantado ya en el siglo VI. En el siglo X, se edificó otra más grande para reemplazarla, dedicada a San Aubin, patrón de la ciudad y antiguo obispo de Angers. Tres siglos más tarde, volvió a reconstruirse, aún mayor, en estilo románico. Pero en 1342 tuvo lugar el saqueo de Guérande, un acontecimiento que la dañó gravemente. Solo sobrevivieron su nave y sus pilares, lo que obligó a la ciudad a reconstruirla.

Esta vez se optó por el estilo gótico flamígero. Es el edificio que ves ante ti. En el siglo XVI se añadieron algunas vidrieras. Entre los siglos XVIII y XIX, el viento se encargó de destruir algunas partes de la iglesia: en 1705, una tormenta derribó su campanario, que fue reemplazado por una nueva aguja. Lo mismo ocurrió en 1785 y en 1874, cuando un muro se desplomó debilitado por las ráfagas devastadoras.

Como ves, esta iglesia ha sufrido en varias ocasiones los estragos del tiempo y ha tenido que ser restaurada y reconstruida en repetidas ocasiones. Si lleva el nombre de Saint Aubin, es porque se dice que este obispo era originario de la región de Guérande y que habría obrado un milagro en la ciudad. Ante la amenaza de los vikingos, que llegaban para destruirla, habría enviado a un caballero blanco descendido del cielo para hablar a los habitantes y darles el valor de luchar. Gracias a esta intervención, lograron expulsar a los vikingos sin perder a ningún hombre. Al regresar, el caballero blanco había desaparecido. Supusieron entonces que el gesto provenía de Saint Aubin, patrón de la ciudad, a quien dedicaron la nueva iglesia.

Sea o no cierta esta historia, lo cierto es que este edificio es un monumento emblemático de Guérande y te aconsejo entrar en él. Testigo de la importancia de la ciudad en la Edad Media como centro religioso, alberga en la capilla Marguerite el Tesoro de la colegiata, un conjunto de vestiduras litúrgicas y orfebrería que reflejan el prestigio del lugar.