Chorro de agua de Ginebra

Es imposible no fijarse en él cuando visitas Ginebra: desde sus 140 metros de altura, ¡se ve por todas partes! Este surtidor de agua, que se ha convertido en un emblema de la ciudad, se instaló en 1886 tras la construcción de una central hidráulica en el Ródano, indispensable para hacer frente al fuerte desarrollo industrial de Ginebra. Pero los obreros no tardaron en darse cuenta de un gran defecto de la central: por las tardes, siempre había un exceso de presión, lo que obligaba a los maquinistas a apagar las bombas cada vez que terminaban su trabajo. Para paliar esta deficiencia, se instaló una válvula de seguridad que liberaba un chorro de agua formado por el exceso de presión, que se elevaba 30 metros hacia el cielo. Nada que ver con los 140 metros actuales, te preguntarás. Pues bien, fue la ciudad de Ginebra la que tuvo la idea en 1891 de hacer de este chorro de agua una atracción turística, trasladándolo al corazón del lago Lemán y aumentando su altura con el paso de los años. Y es un éxito, porque hoy en día muchos visitantes acuden a admirar este espectacular y simbólico chorro, que dispara agua a más de 200 km/h para demostrar con orgullo la potencia, el esteticismo, la elegancia y, sobre todo, la modernidad de la ciudad apodada la más pequeña de las grandes capitales. ¡No dudes en recorrer los pocos metros que te separan de él para descubrirlo en su totalidad!