Catedral de Santa María del Fiore y Baptisterio de San Juan

Impresionante esta catedral, ¿verdad? Se impone como una de las catedrales más grandes del mundo y sus dimensiones eran, por supuesto, extraordinarias para la época. Fue realizada por varios grandes arquitectos a lo largo de los siglos XIII y XIV, y se terminó en 1420, cuando se incorporó la cúpula que se ve en el fondo del edificio. Una cúpula que lleva el nombre de su creador, Brunelleschi, conocido en todo el mundo por la verdadera proeza arquitectónica que logró hacer para cerrar esta catedral ya muy admirada en ese momento. En ese momento, nadie era capaz de construir una cúpula lo suficientemente grande como para adaptarse a una catedral tan monumental. Por lo tanto, permanecerá abierta durante unos cuarenta años, antes de que Brunelleschi revolucionara la arquitectura al realizar una cúpula de casi 45 metros de diámetro, inspirada en la cúpula de la Basílica de San Pedro en Roma, y que se colocará en el siglo XV para completar la construcción de esta inmensa catedral. Por lo tanto, el edificio que ves allí es completamente original, la única excepción es su fachada, que, considerada demasiado anticuada para el siglo XVI, será renovada por Emilio de Fabris, que utilizará mármol verde de Prato, rojo de la Maremma y blanco de Carrara para convertirla en la deslumbrante fachada de hoy. El interior de la catedral es sobrio, pero se caracteriza por el suelo de mármol multicolor. Si decides visitarla, puedes subir a la cúpula para admirar el impresionante trabajo de Brunelleschi. Pero antes de entrar en la catedral, tómate un tiempo para admirar el baptisterio que se encuentra justo enfrente, que seguramente no se te ha escapado. Renovado en el mismo estilo que su vecina con mármol blanco y verde, sin embargo, es mucho más antiguo que éste, ya que sirvió como catedral incluso antes de la construcción de su nueva rival. Construido sobre una antigua casa romana, se estima que ya había sido construido en el siglo V y sin duda ocupaba las funciones de un templo romano. Fue en el siglo XI que se convirtió en una catedral, luego en un baptisterio dedicado al Santo Patrón de Florencia, San Juan Bautista. La puerta que da a la catedral es la Puerta del Paraíso, llamada así por Miguel Ángel en persona. Entre los bautismos que acogió el edificio destaca el del famoso poeta Dante. ¡Un edificio imperdible en tu visita a la capital toscana!