Gastronomía

En Fira, y en toda Santorini, la gastronomía forma parte esencial de la experiencia de viaje. Basta con entrar en una taberna tradicional para que te reciban los aromas del aceite de oliva, las hierbas frescas y el pescado a la parrilla que se mezclan con la brisa marina. Aquí, la cocina cuenta la historia de la isla y de su suelo volcánico, que ha dado vida a productos únicos.

El plato más emblemático es la fava de Santorini, un puré cremoso de guisantes amarillos cultivados aquí desde hace más de tres mil años, que se sirve de manera sencilla con un poco de aceite de oliva, cebolla cruda y alcaparras. Otra especialidad son los tomatokeftedes, unas croquetas de tomates cherry locales, dulces y aromáticos, que se disfrutan recién fritas como entrada.

También encontrarás la moussaka, que en la isla suele prepararse con las famosas berenjenas blancas, más suaves que las variedades comunes. En las tabernas, las mesas se llenan de mezze, esos pequeños platos para compartir: la ensalada de Santorini con alcaparras y queso chloro, el melitzanosalata a base de berenjena asada o el clásico tzatziki, fresco y lleno de sabor. Y, como era de esperar, el mar nunca está lejos. En las tabernas del viejo puerto de Fira o en Amoudi sirven calamares, pulpos y lubinas recién pescados, asados sencillamente sobre brasas de leña.

Entre los quesos, no dejes de probar el chlorotyri, producido en pequeñas cantidades, o el saganáki, frito hasta quedar dorado por fuera y fundente por dentro, a menudo coronado con un poco de miel local. Para acompañar, los vinos de Santorini son toda una experiencia. El assyrtiko, la uva reina de la isla, da vinos blancos secos con notas minerales, mientras que el vinsanto, un vino dulce de color ámbar, se disfruta como postre junto a dulces como las melitinia o el baklava de miel y nueces.

En las tabernas de Fira, la experiencia está tanto en el plato como en el ambiente: mesas de madera pintadas de azul, manteles de cuadros, jarras de vino local y el mar Egeo como telón de fondo. Es aquí, en la sencillez y la hospitalidad, donde se descubre el alma culinaria de Santorini.