Plaza del cuervo

Vamos a empezar con una anécdota un poco macabra. Entre los siglos XIV y XVII, esta plaza se llamaba “Bei der Schindbrücke”, lo que para aquellos que, como yo, no hablan alsaciano significa : cerca del puente de los suplicios. Encantador, ¿verdad? Luego los habitantes la llamarían a veces “Place du Corbeau” o “Rabenplatz”, que significa plaza del cuervo, dependiendo de si la ciudad era en ese momento francesa o alemana. Vas a ver que en la historia de Estrasburgo, cambia todo el tiempo. Pero volvamos a esta historia de los suplicios. El puente que ves frente a ti, que hoy es un lindo pasaje florido que da la entrada al centro de la ciudad, solía ser un lugar de ejecuciones públicas. Los pobres condenados a muerte eran metidos en jaulas que colgaban del puente, ¡y ahí los dejaban a la vista de todos antes de tirarlos al agua! Pero, aguas va… En esos tiempos, el “agua” del río era más bien un cóctel de excrementos y desechos de la ciudad, ¡qué asco! Al principio, tenían un tablón, que permitía sumergir a los condenados un poco o mucho, según el capricho del magistrado. Luego, se inventó una especie de balancín (notarás que siempre somos muy ingeniosos cuando se trata de inventar instrumentos de tortura), con una cesta donde se encerraba al pobre infeliz para tirarlo al agua. Si lograba salir de la cesta, cosa nada fácil, podía intentar nadar hasta la orilla, pero como en esos tiempos nadie sabía nadar, pues ya te imaginarás el final… ¡Dramático, ¿no?! Con esta alegre historia en mente, te dejo para que cruces el puente.