Ayuntamiento

Este gran edificio que se impone en la plaza Charles Valentin es el ayuntamiento de dunkerque, construido entre 1897 y 1901. Muestra un magnífico estilo del Renacimiento flamenco que se lo debemos al arquitecto de Lille Louis-Marie Cordonnier. Es su hijo, Louis-Stanislas Cordonnier, quien se encargará de restaurarlo después de los daños que sufrió durante la Segunda Guerra Mundial. Se encuentra en el mismo emplazamiento que el antiguo ayuntamiento, que nació en 1233 y fue ampliado y reconstruido a lo largo de los siglos como consecuencia del crecimiento de la población y de los incendios que afectaron a los antiguos edificios. Hoy, el Ayuntamiento de dunkerque cuenta con un campanario de 75 metros de altura, de piedra y ladrillo rojo, al igual que el resto del edificio. Es el segundo campanario visible en dunkerque, el más famoso es el que se encuentra frente a la iglesia de Saint-Eloi. Forma parte de los campanarios declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. En el centro de la fachada del Ayuntamiento hay una estatua ecuestre de Luis XIV, que jugó un papel preponderante para la ciudad: compró, en 1662, la ciudad de dunkerque a los ingleses, lo que le permitió convertirse en francesa. Las otras seis estatuas visibles en la fachada representan a los habitantes de dunkerque que han marcado la historia de la ciudad. En el Ayuntamiento, es posible admirar la espléndida vidriera realizada por Félix Gaudin, pintor vidriero parisino que representa en esta obra maestra el regreso de Jean Bart, corsario del rey, muy famoso en la ciudad por las hazañas que realizó en el siglo XVII. De hecho, gracias a su victoria en la batalla de Texel contra los holandeses, permitió a Francia salir de una de las mayores hambrunas jamás conocidas en el país, trayendo consigo una flota cargada de trigo comprado por Francia. Por lo tanto, un verdadero héroe, y no soy yo quien lo dice: el capitán holandés, herido durante esta batalla, declaró justo antes de su muerte: “Mi consuelo es haber sido derrotado por héroes”. Por lo tanto, se merece un vitral dedicado a él, ¿verdad? De todos modos, el Ayuntamiento de dunkerque, con todo esto, se inscribe sin lugar a dudas en la historia de la ciudad y ¡merece claramente una visita, gracias a su arquitectura!