La Catedral de San Patricio de Dublín

La Catedral de San Patricio de Dublín, tal como la vemos hoy, fue construida en lugar de un antiguo lugar de culto que data del siglo V. Los relatos irlandeses cuentan que en el año 450, San Patricio utilizó un pozo de agua situado en el lugar de la actual catedral para bautizar a varios de sus discípulos, primeros conversos irlandeses al cristianismo. En ese momento, Irlanda era principalmente pagana, y la misión de San Patricio era evangelizar al mayor número de personas posible. A este pozo de agua se le atribuían poderes milagrosos, que purificaban el alma y el cuerpo. Según la tradición, el santo habría utilizado el agua de este pozo para convertir a varios jefes de tribus locales, ayudando a establecer la fe cristiana en Irlanda. Ahora comprendes un poco mejor el alcance místico del sitio. No fue hasta 1191 que los normandos crearon el primer edificio religioso y finalmente se reconstruyó una y otra vez para dar lugar a la iglesia más grande de Irlanda. Su renovación de 1860 será posible gracias a una generosa donación de Sir Benjamin Guinness, cervecero irlandés, que no podemos dejar de vincular a esta mítica cerveza negra, coronada con una cremosa espuma blanca. Testigo del paso del tiempo, la Catedral de San Patricio de Dublín te abre sus puertas para una visita que tiene un costo, pero que se vuelve excepcional solo por cruzar su majestuosa nave central. Además de los elementos decorativos, el edificio tiene el honor de contener la tumba y algunos objetos personales del escritor irlandés Jonathan Swift. Cuenta la leyenda que su espíritu habría atormentado la catedral después de su muerte y que al caer la noche se pueden escuchar extraños susurros en una atmósfera pesada. La catedral dublinesa es, por lo tanto, un lugar fabuloso e histórico, impregnado de una atmósfera indescriptible donde se mezclan historia, fe y leyendas, que cuentan el nacimiento mismo del cristianismo en Irlanda.