Puerto seco

¿Acaso hay barcos que levitan en vez de posarse sobre el agua? Una visita a Dieppe te sorprenderá. Y si tal curiosidad se puede encontrar aquí, en la Isla del Pollet, es porque a la ciudad no le falta imaginación cuando se trata de encontrar soluciones eficaces a sus problemas. Te lo explicamos. El puerto deportivo de Dieppe, situado en pleno centro histórico, con instalaciones de calidad y siempre accesible con independencia de la marea, goza desde hace varios años de una afluencia de visitantes ejemplar. Tanto es así que los 3 muelles que componen el puerto deportivo, con una capacidad de unos 550 amarres, ya no bastaban para satisfacer la creciente demanda de los navegantes de todo tipo. Para sortear este punto de saturación y favorecer el desarrollo de sus actividades náuticas, Dieppe ha innovado. En noviembre de 2015, inauguró este puerto seco, una zona de estacionamiento de embarcaciones en tierra. Como en un gran garaje, las embarcaciones están dispuestas en bastidores, unas sobre otras, en 4 niveles. En total, nada menos que 292 embarcaciones, de hasta 7,40 metros de altura, pueden almacenarse o ser puestas a flote en menos de 5 minutos, gracias a un sistema de dirección manejado por los técnicos del puerto. Es una instalación naval increíble, igual que el lugar donde se encuentra. De hecho, el puerto seco de Dieppe es el primero de Francia construido en el corazón de un dique seco, llamado “radoub”. Del verbo radouber, que significa reparar, el término «forme de radoub» se refiere a una forma de dique en el que se pueden almacenar los barcos para su reacondicionamiento o limpieza. Originalmente de 110 metros de longitud, el dique seco de Dieppe se amplió en 1967. Ahora tiene 18 metros de ancho, 9,50 metros de alto y 125 metros de largo. Desde su función original, que finalizó en los años 80, hasta la que ocupa hoy, el recinto también tiene la distinción única de haber sido utilizado como «sala» de espectáculos para un concierto único ofrecido por la orquesta filarmónica de la Ópera de Ruán Alta Normandía en 2010. Muy bien acogido por los navegantes, el puerto seco de Dieppe es la prueba concreta de que la innovación tecnológica y la conservación del patrimonio no son incompatibles. ¡Más bien al contrario!