Plaza de los Héroes

Inmediatamente esta gran plaza llena de sillas vacías, te intriga. Esta es la Plaza de los Héroes. La que una vez fue una agradable plaza de mercado finalmente permanecerá en los libros de historia por ser el punto de encuentro de las sucesivas deportaciones que tuvieron lugar en el gueto. El monumento conmemorativo, diseñado por los arquitectos cracovianos Piotr Lewicki y Kazimierz Łatak, se compone simplemente de 68 sillas vacías. Una silla por cada 1000 habitantes judíos fríamente asesinados. Sillas vacías que nos recuerdan a quienes ya no las ocupan. Que nos recuerda todo lo que dejaron atrás. Cada año, en el aniversario de la horrible eliminación del gueto de Cracovia, es desde aquí que parte la Marcha de la Memoria, que retoma la última ruta recorrida por miles de judíos en su camino hacia las cámaras de gas. Nos hiela la sangre y es normal. Al final de la plaza verás una farmacia en la esquina. Se llama la farmacia del águila o farmacia del gueto de Cracovia. Hoy en día es un museo muy pequeño, con entrada, pero tiene una particularidad sorprendente: ¡puedes tocar cualquier cosa! ¡Abrir los cajones, hojear los libros, usar la caja registradora de la época e incluso descolgar el teléfono! En 1933, cuando los nazis tomaron el poder en Alemania, un joven polaco, Tadeusz Pankiewicz, se hizo cargo de la farmacia de su padre. En esa época, todavía se codeaban judíos y católicos. En 1939, cuando los nazis invadieron Polonia, todo fue muy rápido y en un santiamén, los judíos fueron sometidos a trabajos forzados y a numerosas restricciones. En 1941, la ciudad de Cracovia fue cerrada a los judíos que fueron confinados al gueto del barrio de Podgorze que los no judíos están invitados a abandonar. Pero nuestro amigo farmacéutico, como es de esperar, se niega. Por increíble que parezca, se le concede una autorización especial y se le dan pases a sus empleados. Él dormirá en el lugar. La vida en el gueto se vuelve cada vez más difícil, los nazis hacen entradas tan frecuentes como temidas. En 1942 el gueto se dividió en dos. La parte “A” reúne a los trabajadores forzados, y la parte “B” reúne a todos los que están destinados a ser enviados a los campos de Plaszow y Auschwitz. En medio de este caos, la farmacia se convierte en un lugar de resistencia, entrada secreta de medicamentos y distribución ilegal. Hay que darse cuenta de que, más que simples medicamentos, proporciona soluciones de emergencia. Por ejemplo, da tranquilizantes para que los niños no lloren cuando deben permanecer ocultos, o algo para engañar al enemigo y cambiar la apariencia para parecer aptos para el trabajo. También permite enviar mensajes fuera del gueto o introducir periódicos prohibidos de la resistencia. Esto es todo lo que esconde esta pequeña farmacia. En 1983, Tadeusz Pankiewicz fue reconocido “justo entre las naciones” en Israel y pudo asistir a la inauguración de este museo. El lugar también recibió un importante impulso de Steven Spielberg, quien donó 40000 USD para restaurar la farmacia. El cineasta Roman Polanski, superviviente del gueto de Cracovia, también hizo una donación. Todo el mobiliario que verás en su interior es una recreación, los originales han sido destruidos.