El metro de Chicago

Estás en uno de los puentes del metro aéreo de Chicago. Puede que incluso estés viendo pasar uno de estos trenes, un poco de la vieja escuela, pero que forman parte del encanto de la ciudad. Chicago es la segunda ciudad de Estados Unidos en tener metro aéreo, después de Nueva York, que inauguró el suyo en 1867. Apodado la “L” porque la mayoría de sus líneas son “ele”-vadas, ya forma parte del paisaje y la identidad de la ciudad. La primera vía fue construida por la South Side Elevated Railroad y podrías haber visto ante tus ojos en 1892, una locomotora tirando de cuatro pequeños vagones de madera, saliendo de la calle 39 para llegar a la estación de Congress 14 minutos más tarde. Y esos rieles siguen existiendo, formando parte de la Línea Verde, que es la única que está totalmente elevada. Hoy, la mayor parte de la red es subterránea, y solo se ve el famoso metro aéreo con sus pasarelas metálicas en el Loop. Desde entonces, el metro de Chicago se ha ampliado enormemente, uniendo los distintos distritos en una longitud total de 171 km. Es la segunda red de transporte más grande de Estados Unidos, la tercera más antigua del mundo (por detrás de las de Nueva York y Londres) y una de las pocas del mundo que une los dos aeropuertos principales de su ciudad. Si quieres experimentar la L, el tramo más impresionante, que da la sensación de poder tocar los rascacielos con la punta de los dedos, es la Brown Line entre Fullerton y Clark. Sea como fuese, la L está sin duda en el corazón de los lugareños. En 2005, el Chicago Tribune encuestó a sus lectores para que nombraran 7 maravillas de Chicago. El metro quedó en 3ª posición, por detrás del lago Michigan y del estadio de béisbol Wrigley Field, pero por delante de la Torre Willis, la Torre del Agua, la Universidad de Chicago y el Museo de la Ciencia y la Industria.