Horace Bénédict de Saussure y Jacques Balmat

Esta es la estatua más representativa del centro de la ciudad de Chamonix. El famoso bronce de dos exploradores señalando el Mont Blanc. Pero, ¿sabes quiénes son? A menudo se piensa que fueron los dos primeros hombres en escalar la famosa montaña, pero no exactamente. Aunque el hombre del sombrero que apunta con el dedo hacia el horizonte es Jacques Balmat, su compañero no es el doctor Paccard, con quien realizó la primera expedición. Se trata en realidad de Horace Bénédict de Saussure, un científico suizo y profesor de la Universidad de Ginebra. Gran apasionado de la montaña, viajó por primera vez a Chamonix en 1760, cuando solo tenía 20 años. Promete entonces subir a la cumbre de esta cima siempre nevada, que en esa época alimenta supersticiones e imaginaciones. Mientras tanto, se centra en el estudio de la botánica, los minerales, la microscopía y la glaciología. 27 años más tarde, su deseo finalmente se cumplió y, acompañado por 18 guías, entre ellos Balmat, fue conducido a la cima del Mont Blanc, un año después de la primera ascensión. Allí, realiza un cálculo de altitud y obtiene como resultado 4775 metros. Un pequeño error comparado con los 4807 metros calculados en la época moderna. Ten en cuenta que la altitud del Mont-Blanc oscila unos metros constantemente. Pero entonces, ¿por qué merece una estatua en el corazón de la ciudad? Puedes descifrarlo en la base: “A Bénédict de Saussure, Chamonix agradecido”. El deseo de erigir esta estatua recae en cierto señor Chenal, un político saboyano, que legó 4000 libras del Piamonte en su testamento de marzo de 1834, pidiendo que Chamonix rindiera homenaje a quien tanto había participado en la fama de la ciudad. Su libro “Viaje a los Alpes”, traducido a varios idiomas, fue un verdadero best-seller que puso el valle en el centro de atención y atrajo a muchos curiosos. Sin embargo, habrá que esperar hasta 1883 para que el Club Alpino Francés se haga cargo del proyecto y 4 años más para que la obra del escultor Salmson se inaugure en el corazón de la ciudad. Hoy, plasmados en el bronce, Balmat y Saussure siguen mirando hacia la cumbre que les ha dado fama. Esta estatua encarna el espíritu pionero que dio forma a Chamonix: el encuentro entre el guía de montaña local y el científico visionario. Más que un simple monumento, es testimonio de esa conquista humana que transformó un valle aislado en la capital mundial del alpinismo, recordando a los miles de visitantes que la fotografían cada año que las grandes aventuras siempre comienzan con un dedo apuntando hacia lo imposible.