El mar de hielo

Ce point d’intérêt est disponible en audio dans le circuit: Visitar Chamonix, Donde la Tierra toca el Cielo
Si has tomado el tren de cremallera, ahora te encuentras ante una de las maravillas más emblemáticas del macizo del Mont Blanc: el Mar de Hielo. El glaciar ha retrocedido dramáticamente, ¡pero la postal sigue siendo impactante! Además de este espectacular paisaje donde se observan las altas cumbres del macizo del Mont-Blanc, se pueden admirar los famosos Drus, con la Aiguille Verte a su derecha, y más adelante a la izquierda, las Grandes Jorasses. El Mar de Hielo que has venido a descubrir hoy sigue siendo el glaciar más grande de Francia. Tiene una longitud de 7 kilómetros y cubre 32 km² (el equivalente a 4500 campos de fútbol). Ya en el siglo XVIII, los científicos y exploradores europeos estaban fascinados por el poder del lugar. Se decía que en verano, el hielo avanzaba hasta el bosque, lo que explica el antiguo nombre del sitio: el glaciar del bosque. Fue en 1741 cuando dos exploradores británicos, William Windham y Richard Pococke, bautizaron este lugar como “Mar de Hielo”. Impresionados por su inmensidad y las ondulaciones de su superficie, lo compararon con un mar congelado por el frío. Este sitio excepcional atrajo rápidamente a los científicos, especialmente a Horace-Bénédict de Saussure, que lo convirtió en un laboratorio natural para estudiar las montañas, haciendo del sitio la cuna de la glaciología moderna. Paralelamente, el mar de Hielo se convierte en uno de los pasos obligatorios del “Grand Tour”, ese viaje iniciático que los jóvenes aristócratas europeos realizaban para perfeccionar su educación cultural. ¡En la Belle Époque, el glaciar era tan popular que se organizaban cenas de la alta sociedad, con mesas excavadas directamente en el hielo! Hablando más técnicamente, este glaciar nació del encuentro de varios brazos de hielo que descendían de las altas cumbres del fondo del valle: Leschaux, Tacul, Talèfre… Juntos forman este río de hielo que desciende lentamente hacia Chamonix. ¡Porque sí, el Mar de Hielo está lejos de estar quieto! Avanza unos 90 metros al año, arrastrada por la pendiente por su propio peso. Pero el glaciar se derrite más rápido de lo que se reconstituye. ¡Incluso si continúa avanzando, su impresionante deshielo hace que haya retrocedido más de 2.7 km desde 1850 y haya perdido 180 metros de espesor a la altura de Montenvers! Es como una cinta de correr que avanza continuamente, pero cuyos extremos se cortan regularmente. Avanza, pero su longitud total disminuye. Una transformación alarmante y visible a simple vista. Tal vez tú mismo notes una diferencia si no es tu primera visita. Si tomas las pasarelas para descender hacia la cueva de hielo, verás la magnitud de este retroceso. Estas escaleras ahora tienen más de 500 escalones, mientras que a principios del siglo XX, unas pocas docenas eran suficientes para llegar a la superficie del glaciar. Los puntos de referencia visuales instalados a lo largo del recorrido te permitirán imaginar la altura que alcanzó el glaciar en el pasado. Las proyecciones científicas actuales indican que el Mar de Hielo podría perder hasta el 80 % de su volumen para el año 2100 si se mantienen las tendencias climáticas. Un observatorio científico permanente sigue su evolución, recogiendo datos valiosos sobre nuestro clima pasado gracias a las burbujas de aire atrapadas en el hielo. El pequeño museo del Glaciarium, muy cerca, te permitirá aprender más sobre este fenómeno, si deseas prolongar la visita. Antes de partir, tómate un momento para empaparte del lugar mientras todavía hay tiempo. Mira a tu alrededor. Estás en el corazón de la historia de los Alpes y frente a su futuro.

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