El Arve y sus molinos

Tomarás la calle de los molinos cuya historia está íntimamente ligada a la del Arve, el río que cruza con fuerza Chamonix. Como puedes imaginar, los pueblos de montaña aprovecharon muy pronto el poder del agua, llegando por torrentes y cascadas desde los glaciares de los alrededores. Desde la Edad Media, muchos molinos utilizaban la fuerza motriz del río para moler el grano y producir harina, o incluso aserrar la madera. El agua accionaba una rueda que activaba todo el mecanismo del molino, principalmente en períodos de aguas altas, cuando se derretían las nieves. Algunos aserraderos, por otra parte, sólo podían funcionar una parte del año. Estos molinos fueron un elemento clave de la economía de Chamonix. Entre ellos, el molino de batán que permitía enfieltrar y comprimir la lana para hacerla más densa, más cálida y más impermeable. ¡Una habilidad preciosa de los valles montañeses donde era imprescindible protegerse del frío en invierno! Hoy en día, estos molinos han desaparecido, pero el Arve sigue alimentando varias centrales hidroeléctricas, en particular la de Passy, una de las más antiguas de la Alta Saboya. Puesta en servicio en la década de 1950, hoy en día es la más potente del departamento y produce, en promedio, el equivalente al consumo de 156000 habitantes, es decir, tres veces el de la ciudad de Chambéry. Las técnicas están evolucionando, pero el río sigue siendo un activo importante en el valle, desempeñando un papel esencial en la producción de energía renovable en la región.