Palacete Rolland

Si miras a tu izquierda, verás el palacete de Rolland, sede del actual ayuntamiento de Carcasona. Cabe mencionar que en un principio se construyó como residencia para el hijo de un rico comerciante de la ciudad, llamado Jean-François Cavailhès. Este compró 4 casas y 3 establos, que hizo demoler para construir su residencia. Encargó el proyecto a la talentosa familia de escultores Barata y a otros artesanos y arquitectos de renombre. En 1761, 15 años más tarde, el edificio estaba terminado, dejando ver un conjunto monumental cuya majestuosa fachada, de estilo Luis XV, se decoró con mascarones de piedra de Pezens. Era y sigue siendo una de las mansiones privadas más bellas de la ciudad, con sus tres alas abiertas a un patio, su puerta de entrada esculpida y sus suntuosas escaleras interiores que conducen a los elegantes salones de recepción. Hay que reconocer que Jean-François Cavailhès pagó un alto precio por construirla: nada menos que 172.000 libras, el equivalente a casi 2 millones de euros. Sin embargo, como te habrás dado cuenta, el palacete no lleva su nombre. Vivió en él durante varios años, pero luego fue vendido y lo habitaron varios burgueses más, antes de ser adquirido por Rolland del Roquan en 1815. Perteneció a esta familia durante más de un siglo: de ahí que hoy lleve su nombre. En 1924 pasó a ser propiedad de la banca Crédit Agricole, y en 1978 fue comprado para convertirlo en Ayuntamiento. En cualquier caso, sigue siendo un hermoso ejemplar del siglo XVIII, época en la que los grandes comerciantes de telas hacían prosperar la ciudad y por tanto disponían de medios para construirse lujosas residencias.