Iglesia Notre-Dame de Calais

En pleno centro del casco antiguo, la iglesia Notre-Dame de Calais es todo un símbolo histórico del destino. Su construcción comenzó en 1223, cuando la ciudad aún no estaba bajo dominio inglés. Pero con el tiempo, y durante más de dos siglos, Calais fue ocupada por los británicos. Esta larga presencia extranjera explica quizás por qué la iglesia tiene un estilo tan singular en Francia, con una marcada influencia Tudor, algo poco habitual de este lado del Canal de la Mancha. De hecho, su fachada recuerda más a las catedrales de Winchester, Rochester o Gloucester que a las francesas. Otro detalle muy especial: su gran torre central, que no está adosada al cuerpo del edificio, sino integrada justo en medio. Esta peculiaridad no convenció del todo a Victor Hugo, que llegó a decirle a su esposa que “la iglesia, que es gótica y de una época bastante hermosa, tendría carácter si el campanario no pareciera unos gemelos de teatro mal metidos en sí mismos”. En fin, ya se sabe: para gustos, los colores.