Faro de Calais

Calais, puerto estratégico desde hace siglos, siempre ha estado presente en las cartas náuticas y los documentos de navegación. En el pasado, los barcos se guiaban gracias a la antigua Torre del Vigía, en la plaza de Armas. Pero en 1848 se construyó este faro, que se convirtió en un nuevo punto de referencia para los marineros. Lo curioso es que no se levantó al borde del mar, sobre un espigón, como suele hacerse, sino en medio de una zona residencial. Eso obligó a adaptar muchos aspectos del barrio. Por cierto, durante las obras de cimentación, dicen que se encontraron dos esqueletos justo donde se iba a construir el faro. Desde entonces, hay quien cree que la colina donde se alza el edificio está embrujada… Afortunadamente, la gran torre blanca con su anillo negro logró escapar casi intacta de los bombardeos de las dos guerras mundiales. Fue declarada monumento histórico en 2011. Ya no hay fareros como antes, pero, igual que en otros lugares de la región, el faro puede visitarse. Y si el día está despejado, podrás disfrutar desde lo alto de una vista panorámica de 360 grados sobre Calais y los alrededores.