Estatua de Tom Souville

Ce point d’intérêt est disponible en audio dans le circuit: Visitar Calais, Ecos de una historia con sabor británico
Desde el puente Henri Hénon, Calais se muestra bajo todas sus facetas: a un lado, los barcos de recreo de la dársena del oeste; al otro, el fuerte Risban y el barrio del Courgain Marítimo. Y en medio de todo esto, una estatua que observa el puerto con aire protector. Es un homenaje, claro… ¿pero sabes a quién? A Tom Souville, uno de los corsarios más célebres ligados a Calais. Hijo de médico, nacido en 1777, nada lo destinaba a la vida en el mar… salvo quizás su espíritu aventurero. Estudió en Dover, y con solo once años, se embarcó como grumete en la Marina nacional. Más tarde, luchó contra los británicos en varios combates navales, donde fue herido varias veces y capturado en tres ocasiones entre 1797 y 1808. Sus espectaculares fugas le valieron el respeto de sus enemigos, que empezaron a llamarlo “Capitán Tom”. A los 18 años, obtuvo por fin la patente de corso que tanto ansiaba, convirtiéndose en capitán autorizado para atacar barcos enemigos. Su eficacia fue tal que, entre 1811 y 1815, aportó más de 5 millones de francos a la ciudad. En 1837, tras 25 años de aventuras en el mar, se retiró a la vida civil. Fue socorrista, miembro del Consejo municipal y administrador del hospicio. Murió en 1839, pero su recuerdo permanece vivo. En 2019, gracias a la asociación “Amigos del monumento Tom Souville”, se inauguró esta estatua de bronce de 5,40 metros de altura, obra de Arnaud Kasper. Un homenaje merecido a quien puso su vida al servicio de Calais y del Reino de Francia.

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