Ciudadela de Calais

Tras la reconquista de Calais en 1558, los reyes de Francia tenían una idea muy clara: reforzar las defensas de la ciudad para que no volviera a caer en manos extranjeras. Y no dudaron en tomar medidas drásticas: derribaron el antiguo castillo medieval —primero residencia de los condes de Boulogne y luego de los reyes de Inglaterra— para construir en su lugar una imponente ciudadela. Puedes ver parte de ella a tu izquierda, detrás del puente Freycinet. Se levantó entre 1560 y 1571, y aunque se suele decir que fue con la ayuda de Vauban, el famoso ingeniero militar francés, en realidad las principales obras se realizaron antes de su época. Eso sí, el diseño de la ciudadela ya respondía a las nuevas necesidades de la guerra, como la llegada de la artillería. Aun así, no era invulnerable. Lo demostró el archiduque Alberto de Austria, que la conquistó a finales del siglo XVI, cuando era gobernador de los Países Bajos Españoles. En los siglos siguientes, la fortificación sufrió pocas modificaciones… hasta la Segunda Guerra Mundial. En 1940, Calais fue cercada por las tropas alemanas y bombardeada intensamente. La ciudadela, convertida en punto de resistencia, fue uno de los objetivos principales. Tras un asedio de 36 horas, las tropas francesas se rindieron. Incluso algunos combatientes fueron ejecutados. Una estela, en el interior del recinto, recuerda hoy la memoria de cinco de ellos. Actualmente, la ciudadela acoge un gran complejo deportivo, con campos de fútbol, rugby y tenis. Pero sus murallas, puertas históricas y antiguos fosos siguen ofreciendo un paseo ideal para los amantes de la historia.