Puerta de Habsburgo

Qué más soberano que este arco ornamental para marcar la entrada al Castillo de Buda. Se llama la puerta de Habsburgo. Es su aspecto a la vez tan trabajado e imponente, de principios del siglo XX, el que nos hace sucumbir a sus encantos. Pero tampoco demasiado, porque justo a su lado, una estatua animalista nos llama la atención de inmediato. Esa enorme figura de bronce, encaramada al borde del acantilado con aspecto de águila o halcón, es un Turul: un espíritu guardián de la mitología húngara y un símbolo nacional muy importante. Según la famosa leyenda de Emese, fue el Turul quien protegió a Álmos, el antepasado legendario de la dinastía real húngara. Una combinación impactante de arte, historia y mito que pone el broche de oro al paseo por el antiguo Palacio Real.