El Parlamento de Budapest

Además de su evidente atractivo turístico, el Bastión de los Pescadores te regala una vista privilegiada de uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad: el Parlamento de Budapest. Alargado, perfectamente simétrico y coronado por una gran cúpula, es imposible no reconocerlo desde aquí. Construido entre 1884 y 1902, en pleno auge del Imperio austrohúngaro, este edificio fue diseñado para reflejar el poder y la identidad de la nación húngara. En ese momento, Hungría acababa de recuperar una gran autonomía dentro del imperio gracias al Compromiso de 1867. Levantar un parlamento monumental en Budapest era una forma clara de reafirmar esa independencia. Y si te recuerda al Parlamento de Westminster en Londres, no es casualidad. El diseño se inspiró directamente en el modelo británico, considerado entonces un símbolo de democracia parlamentaria. El arquitecto Imre Steindl eligió un estilo neogótico que evocara la grandeza del pasado, pero con una presencia nacional y europea muy marcada. El mensaje era claro: Hungría es una gran nación y quiere dejarlo claro. El resultado es impresionante: unas 700 salas repartidas en 18 000 metros cuadrados, lo que lo convierte en uno de los parlamentos más grandes del mundo. A día de hoy, sigue en funcionamiento como sede de la Asamblea Nacional. Desde 1987, forma parte del patrimonio mundial de la UNESCO, dentro del conjunto que incluye las orillas del Danubio y el barrio del Castillo de Buda. El exterior ya es espectacular, pero el interior tampoco decepciona. Las visitas guiadas permiten acceder a las salas más representativas, como la impresionante Sala de la Cúpula, donde se expone, bajo estricta vigilancia, la corona real de San Esteban, el primer rey de Hungría. Hay que admitirlo: los diputados húngaros trabajan en un entorno envidiable.