Plaza Real y Palacio Coudenberg

Esta plaza real, bien rodeada de hermosas mansiones privadas y de la iglesia Saint-Jacques de Coudenberg, fue el resultado de una enorme remodelación urbana en la década de 1770. Es una locura, pero hay que imaginarse de pie sobre una colina que domina la ciudad, frente a uno de los castillos principescos más importantes de Europa, ¡el Palacio de Coudenberg! Propiedad de los duques de Brabante en los siglos XII y XIII, más tarde se convirtió en el palacio de Felipe el Bueno bajo los duques de Borgoña, y luego, en el siglo XVI, ¡en el palacio de Carlos V! ¿Cómo es posible que no quede nada de aquella grandeza? Bueno, todo se esfumó en un gran incendio en 1731. Todo porque María Isabel de Austria, hermana de Carlos VI, y por cierto, Gobernadora General de los Países Bajos, se quedó dormida con las velas encendidas ¡Fue un grave error! Lo peor es que, por protocolo, los servicios de emergencia ni siquiera se atrevieron a abrir la puerta de su habitación, donde se había originado el incendio. Finalmente, un granadero se atrevió a derribar la puerta y salvar a la gobernadora. Sin embargo, como nadie se dignó a decir que era culpa suya, el informe de bomberos decía que el incendio se había iniciado en las cocinas. En fin, todo esto para decirles que el palacio en ruinas y otros edificios de los alrededores fueron arrasados más tarde y se creó la plaza real, rodeada de bellas infraestructuras neoclásicas. Sin embargo, las ruinas del palacio no han desaparecido y pueden visitarse bajo tierra desde la entrada de la mansión Bellevue. Esta visita insolita te permite realizar un memorable viaje en el tiempo a una ciudad bajo la ciudad.