Iglesia de Nuestra Señora de Brujas

Aquí está. Imposible perdérsela. Dominando la ciudad y atravesando el cielo con su campanario de 122 metros, la iglesia de Nuestra Señora de Brujas es una parada imprescindible en el destino. Su construcción comenzó en el año 744, para ser más precisos. Antiguamente, una iglesia románica ocupaba el emplazamiento. E incluso si bien esta ya no existe, su aura sigue presente en la iglesia de Nuestra Señora de Brujas, conservando el estilo gótico de la antigua iglesia.

Inicialmente simple capilla en el siglo IX, posee una característica que le es propia. El edificio está construido con una piedra muy específica, que no se encuentra en todas partes, excepto en Bélgica. Se trata de la piedra azul de Tournai. Echa un vistazo a la fachada oriental del edificio y enseguida notarás la espléndida piedra utilizada para vestir y decorar las partes nobles de la iglesia. El monumento religioso muestra sin rodeos la riqueza de la ciudad, la importancia de la religión y el talento de los constructores de la ciudad, en la época medieval. Sin embargo, restaurada durante el siglo XVII, la iglesia de Nuestra Señora de Brujas, especialmente vista desde el interior, también tiene un estilo barroco: solo hay que mirar los altares y los confesionarios. Para los conocedores, esto es obvio.

Si bien la visita al museo tiene un costo, no se te cobrará el acceso a la iglesia de Nuestra Señora de Brujas, donde se encuentra la popular escultura de la Virgen con el Niño, realizada por Miguel Ángel en el siglo XVI. ¡Una hermosa invitación para uno de los edificios de ladrillo más altos del mundo!