El palacio del “Franconato de Brujas”

Es imposible recorrer la ciudad de Brujas sin pasar por el palacio del “Franconato de Brujas”. Aquí se encuentra todo el poder y las decisiones económicas de la ciudad. Especialmente durante la Edad Media, el edificio fue de vital importancia para el campo de Brujas y sus alrededores. Había un término muy específico para designar esta acción destinada a ocuparse de la administración: la castellanía.

Una palabra que se puede ver en los libros de historia en particular, y que aparece muchas veces al contar la historia de Brujas. Si hablamos de castellanía, tendremos que abordar los orígenes mismos del palacio del “Franconato de Brujas”. Está estrechamente relacionada con la del condado de Flandes. Además, la plaza del burg que se ha mencionado anteriormente se convertirá en el centro de la castellanía.

El «Franconato de Brujas» se extendía por toda la ciudad y se componía de tres partes bien diferenciadas: la primera estaba dedicada al «verdadero Franconato», administrado por los concejales del Franconato; los «apéndices», que se componen de treinta señoríos con su propio colegio de escabinos; y, por último, los «contribuyentes», con siete señoríos independientes y subordinados al Franconato en lo que respecta a la imposición. El edificio en sí, más allá de sus robustos muros, era el centro financiero y administrativo de Brujas, e incluso ayudaba en la toma de decisiones sobre transacciones comerciales. Así, Brujas no tardó en convertirse en una de las regiones más valiosas para toda Europa, además de contar con una posición geográfica, a lo largo de las rutas comerciales, de las más prácticas.

El “Franconato de Brujas”, tribunal de lo penal de 1795 a 1984, de estilo neoclásico, y declarado monumento histórico en 1938, alberga hoy el archivo municipal que recoge toda la memoria escrita de la ciudad. Una hermosa joya arquitectónica que nos abre sus puertas durante una visita de pago, marcada por la justicia.