Visitar Brujas

Si Brujas es la ciudad de Bélgica que más turistas atrae, con cerca de 8 millones de visitas al año, no es difícil imaginar que llegar hasta allí es sencillo y accesible. A esta ciudad, apodada “La Venecia del Norte”, se puede acceder por prácticamente cualquier medio de transporte terrestre. En avión, la opción más económica, aterrizarás a solo 25 kilómetros del centro de Brujas, desde donde podrás tomar un taxi o un autobús hasta tu hotel. Hablando de autobuses, el transporte público en la región de Flandes es abundante y bien organizado: en muy poco tiempo encontrarás un bus que te lleve a Brujas. En cuanto al tren, es rápido y eficiente, especialmente si compras tu billete con antelación. De todas las ciudades belgas, Brujas es una de las más fáciles y rápidas de alcanzar.

Visitar Brujas significa adentrarse en un lugar con un patrimonio fascinante y una historia cautivadora. Aunque un día es suficiente para recorrer la ciudad, también puedes pasar un fin de semana completo para disfrutar con calma y visitar la mayor cantidad posible de museos. Después de un paseo por el centro histórico medieval, podrás recorrer los canales de Brujas, para empaparte del ambiente tranquilo y relajante de la ciudad. Esto quizá te dé una idea para continuar tu estancia: un paseo en barco. ¡Exacto! Te permitirá acceder a zonas con calles estrechas y facilitará tu recorrido por la ciudad desde el agua. Por último, podrás cerrar tu aventura visitando Saint-Anne, un lugar algo insólito, donde admirar sus tradicionales molinos de viento.

La mejor manera de recorrer Brujas es a pie o alquilando una bicicleta. Así ahorrarás dinero y, de paso, harás un poco de ejercicio. Además, tendrás la oportunidad de explorar la ciudad a fondo, sin perderte monumentos que a veces son difíciles de acceder en coche. Dicho esto, si decides alquilar un vehículo para mayor comodidad, el estacionamiento no será un problema. Sin embargo, evita las plazas del centro, ya que son de pago. La opción más conveniente es aparcar en los parkings periféricos Park&Ride, que son gratuitos y están muy cerca del centro. Lo positivo de Brujas es que muchos visitantes coinciden en que, incluso en los días de mayor afluencia, siempre es fácil encontrar dónde aparcar.

Brujas ofrece una cocina flamenca auténtica. Desde productos frescos, postres helados, carnes en su punto hasta crujientes y suaves papas fritas, ¡hay para todos los gustos! Para una comida abundante, la mejor opción es la calle Vlamingstraat, una verdadera joya en cuanto a gastronomía se refiere. Con menús originales y precios muy accesibles, ¡ven a probar el mejor “hochepot” de tu vida! También puedes explorar la calle Hooistraat, conocida por sus platos de carne fresca y sus numerosos restaurantes con terraza. Y, por último, para disfrutar de un auténtico gofre local, dirígete a Katelijnestraat. Allí te esperan gofres bien rellenos y con un glaseado irresistible. Aviso para los golosos: ¡saldrás con el estómago más que satisfecho!

Es cierto que la comida belga tiene muchos seguidores y, en realidad, en parte es por ella que muchos turistas visitan Brujas. Pero, ¿qué hay de las bebidas, y más concretamente de la cerveza? La ciudad está llena de bistrós y bares listos para servirte algunas de las mejores cervezas de tu vida. Por la noche, con amigos o en pareja, te recomendamos dirigirte a la calle Cordoeaniersstraat, sí, un nombre difícil de pronunciar, pero que ofrece bares y cafés agradables con patios y terrazas. También está la calle Blekersstraat, que atrae a muchos visitantes, porque allí encontrarás las tabernas más antiguas de toda la ciudad… Lugares algo insólitos, donde el aroma de la cerveza fresca despierta tus sentidos antes de llegar a tu estómago.