Iglesia Saint-Bonnet

Nos encontramos en una zona limítrofe  del centro histórico de la ciudad. Enfrente, nos encontramos la iglesia de Saint-Bonnet, que es un edificio religioso construido en el siglo XIII. Se situaba fuera de las murallas de la ciudad, sin embargo, no se salvó del incendio que asoló Bourges en 1487. La iglesia fue reconstruida, y a lo largo de los años, se le  fueron añadiendo capillas, financiadas por residentes adinerados. Si está abierta cuando llegues, no dudes en entrar y descubrir su sencilla decoración. Detrás de ella, a pocas calles de distancia, podemos encontrar uno de los distintivos más peculiares de Bourges: sus marismas, que son un verdadero paisaje natural, a dos pasos del centro histórico. Atravesados por numerosos pequeños canales, los pantanos, albergan un centenar de parcelas de cultivo divididas en pequeños huertos, que los lugareños siguen cultivando con pasión. Es un lugar ideal para pasear a pie, en bicicleta, o incluso en barca, durante la temporada alta. Esta zona es una verdadera atracción turística, ya que es uno de los últimos pantanos aún en actividad en toda Francia. Está muy bien preservado, y se sitúa a muy poca distancia del centro de la ciudad. Desde 2003, figura en la lista de monumentos y sitios naturales protegidos. Su paisaje que cambia según las estaciones, es idílico: las parcelas se adornan de flores, y algunas son sólo accesibles a través de pequeñas embarcaciones, que bordean los canales, lo que añade aún más encanto a este espacio natural, muy apreciado por los lugareños. En la Edad Media, estos pantanos se utilizaban para defender la ciudad, pero en el siglo XVII, fueron comprados por los jesuitas, quienes se encargaron de alquilarlos a particulares, que los fueron cultivando hasta el siglo XIX.Hoy en día, son propiedad de numerosos lugareños, que siguen cultivándolas y despiertan la curiosidad de los visitantes, que acuden a admirarlas en su paso por la ciudad. No olvides acercarte a verlos durante tu estancia en Bourges.