Casa del Acróbata

¿Estamos en Alsacia o en el corazón del Valle del Loira? Al contemplar este edificio encantador, uno podría perderse en la geografía y en el tiempo. Esta pequeña joya de entramado de madera, una de las casas más antiguas de la ciudad, atrae las miradas y las cámaras de todos los que pasan. A primera vista, la casa puede parecer común, pero si te detienes a admirar cada detalle, poco a poco se revelará ante ti, como un secreto susurrado por las piedras. Experimenta su magia por ti mismo y te sorprenderás. Aunque no se ofrezcan visitas guiadas, una parada frente a su fachada es imprescindible. Si observas con atención, verás a los pequeños acróbatas de madera en sus posturas dinámicas, que dieron nombre a la casa. La Casa de los Acrobatas es, sin duda, una de las joyas arquitectónicas de Blois. Según algunas investigaciones, los trajes de estos personajes, sacados de cuentos de hadas, permiten rastrear los orígenes de la casa mucho antes de 1470, cuando fue construida durante el reinado de Luis XI. Inicialmente conocida como “la casa de la Cámara de Comercio de Bourmoyen”, más tarde adoptó el nombre de “burro verde” en 1504. Habría que preguntarle a un francés de esa época porqué. Fíjate en los zapatos de los pequeños acróbatas, que parecen divertirse saltando y bailando fuera de las murallas. Estos zapatos, conocidos como “poulaine”, datan de la Edad Media y también se usaban para bailar la Moresca, una de las danzas medievales más famosas, que se practicaba incluso en las calles. Con su ritmo animado de dos tiempos, bailarines y músicos profesionales acudían a las ciudades y plazas principales para hacer bailar a la multitud de forma frenética y alegre. La casa, con su pasarela de madera que une dos edificios, es un enigma en sí misma, un misterio que los historiadores aún no han podido desentrañar. ¿Quién habitó esta casa en el siglo XVII? Solo las paredes sabrán.