Roca de la Virgen

Por fin estamos frente a esta emblemática imagen de Biarritz. La Roca de la Virgen es un elemento distintivo de la ciudad y su historia está estrechamente ligada a su pasado marítimo e imperial. La roca esculpida debe su nombre a la estatua de la Virgen María que se encuentra en su cúspide. Es realmente magnífico verla en un día de tormenta, atrapada por el oleaje y contemplando el horizonte. Cuenta la leyenda que a finales del siglo XIX, unos pescadores atrapados en una tormenta vieron una luz divina en la roca, que les permitió encontrar el camino de vuelta sanos y salvos. En señal de agradecimiento, los supervivientes mandaron erigir una estatua de la Virgen de 3 metros de altura. Posteriormente, Napoleón III decidió perforar la roca para crear un puerto de refugio, un rompeolas y una pasarela de madera que lo uniera a la costa. Pero, como es natural, este pequeño puente de madera no duró mucho, azotado por el mar embravecido. En el año 1887, fue sustituido por una pasarela metálica inspirada en las obras de Gustave Eiffel. Desde lo alto de esta roca, se puede admirar toda la bahía de Biarritz. A tu derecha está la gran playa; y a tu izquierda, la costa vasca que se extiende hasta los Pirineos. Te dejo que retomes tus pasos y te dirijas hacia el gran edificio blanco que ves en la plaza.