Palacio del Kronprintz

Frente a ti hay un conjunto de residencias reales que datan del siglo XVIII: el Palacio del Kronprintz y el Palacio de las Princesas, actual Café de la Ópera. El conocido como Kronprintz era el heredero del trono prusiano. El palacio fue la residencia oficial del príncipe heredero Federico, que pronto añadió el sufijo «El Grande» a su título cuando se convirtió en el 1er rey de Prusia en 1740. Posteriormente abandonó el palacio en favor del castillo de Sanssoucis, en Potsdam. Sin embargo, unos treinta años más tarde, sus descendientes de la dinastía Hohenzollern, Federico Guillermo de Prusia y la reina Luisa, adoraron el lugar. Fueron ellos quienes mandaron construir para sus hijas el Palacio de las Princesas, unido al edificio principal por un arco que sostenía una pasarela. En la década de 1850, se sustituyó el tejado por el tercer piso y se embelleció la fachada, en particular con la adición de este porche formado por grandes columnatas. En este grandioso marco nació Guillermo II en 1859. Fue el tercer y último emperador alemán. Tras la caída de la dinastía Hohenzollern en 1918, el lugar se convirtió en el ala de Bellas Artes de la Galería Nacional de Berlín. Aquí se instaló la primera colección de arte contemporáneo del mundo. Al comienzo del régimen nazi, se confiscaron muchas obras del llamado arte degenerado. Al final de la guerra, el palacio era una ruina desvencijada, y el nuevo gobierno de la RDA lo hizo reconstruir lo más parecido posible a su aspecto original. Durante este periodo, se convirtió en residencia de invitados distinguidos que visitaban Berlín Este. En este nuevo palacio se firmó el tratado de reunificación de la RDA y la RFA el 31 de agosto de 1990. Habiendo recuperado la capital alemana su integridad, fue aquí donde el Senado de Berlín fijó simbólicamente su residencia. Así que lo que podría haber sido una fachada barroca más, fue en realidad, parte de uno de los momentos más importantes de la historia de la ciudad.