Palacio del Almirante

El hermoso edificio que ves al otro lado de la calle, con sus grandes columnas jónicas e innumerables molduras, es uno de los pocos grandes salones de espectáculos de principios del siglo XX que aún quedan en Berlín. Se trata del Palacio del Almirante. Su construcción está relacionada con el descubrimiento accidental de un manantial artesiano de agua salada durante las obras de la Friedrichstrasse. Un manantial artesiano es un manto de agua subterránea que brota durante una perforación. Se decidió explotarlo y en 1873 se construyó un baño público con el nombre de Admiralsgartenbad. El establecimiento alardeaba poseer las mejores y más modernas instalaciones de baño de Europa. La violenta epidemia de cólera de 1860 se había cobrado miles de víctimas y puso la higiene en primer plano. En 1910, el edificio fue derribado para dar paso al que tienes ante ti, que se convirtió en un gran lugar de ocio repartido en 4 plantas. Este lugar era increíble. Seguía teniendo baños romanos al estilo ruso y lujosas piscinas, pero también una sala de billar, boleras, un opulento teatro, un café y, para colmo de la novedad, una pista de patinaje cubierta donde se podían ver espectáculos sobre hielo y partidos de hockey. En aquella época, el Almirante era el único palacio de hielo del mundo. Una década más tarde, el edificio se convirtió en un local de moda para espectáculos de variedades y cabarets. Cerrado durante la guerra, la Ópera Nacional Alemana se instaló temporalmente aquí durante 10 años. En 2006, tras una renovación y modernización muy necesarias, el nuevo Teatro Almirante abrió sus puertas , detrás de las cuales se escenifican hoy las principales producciones teatrales y musicales. Así que si quisieras participar en un gran espectáculo de entretenimiento en un lugar cargado de historia, ya sabes dónde acudir. Ahora vuelve sobre tus pasos y toma la calle que se abre a la izquierda, justo antes del puente.