El búnker del Führer

Antes de saber algo más sobre el monumento a los judíos de Europa asesinados, que tienes ante ti, quería decir unas palabras sobre Hitler. No es que quiera hablar especialmente de él, pero debes saber que fue aquí, donde ves el aparcamiento a tu derecha, donde murió el dictador. Te lo cuento también porque el búnker en el que se suicidó el 30 de abril de 1945 acaba de ser reconstruido a un kilómetro de distancia y convertido en museo con una exposición permanente titulada «Hitler, cómo pudo ocurrir». El búnker original ha sido arrasado y convertido en un aparcamiento en el que sólo hay una señal. Las autoridades nunca quisieron hacer más, tanto para evitar revivir el dolor del pueblo alemán como por miedo a ver desfiles de neonazis y nostálgicos del führer. Pero tras una gran controversia, y el temor de que fuera inexacta y creara una forma insípida de turismo de terror, se puso en marcha la reconstrucción del búnker. Los organizadores estaban convencidos de que los partidarios de Hitler no querían ver el lugar de su derrota, y de que el museo era cualquier cosa menos un monumento a Hitler. Se ha diseñado y organizado para hacernos pensar. ¿Cómo se convirtió en nazi, por qué votó a Hitler tanta gente, cómo condujo el antisemitismo a los campos de exterminio y por qué le siguieron los generales hasta el final? La exposición termina con una reconstrucción de las oficinas y la sala donde finalmente se puso fin al horror.