Monumento a los Castellers

Llegas frente al famoso alambre de Barcelona. Lo que a primera vista parece una obra de arte abstracta, quizá para algunos de escaso interés, es en realidad un homenaje a los Castellers. Los Castells, son una tradición muy arraigada en la cultura catalana, en la que se construyen torres humanas de varios pisos. Sus orígenes son inciertos, pero se cree que derivan de antiguas danzas valencianas que terminaban con una pequeña torre humana, que con el tiempo se convirtió en una disciplina por derecho propio, y en una torre cada vez más alta. Hoy, el resultado es impresionante, y las torres suelen tener entre 6 y 10 pisos de altura. Siempre es un niño, con casco, quien completa la pirámide, y el castell se declara terminado cuando levanta el brazo hacia el cielo, y queda plenamente validado cuando todos los participantes han vuelto al suelo. Los participantes se entrenan durante varios meses antes de conseguir montar su castell. La pirámide se divide en tres partes. La base, llamada piña, sirve de cimiento. Sobre ella descansa todo el peso del castillo. También sirve para amortiguar las caídas. Luego está el tronco, la columna vertebral que une la base con la cima, y la pom de dalt, o piña superior, formada por los árboles más jóvenes, flexibles y ligeros. La escultura, creada en 2012 por Antoni Lena, rinde homenaje a estos intrépidos acróbatas, promoviendo los valores de compartir, confianza, solidaridad y perseverancia. Quizá tengas la suerte de ver estas hazañas imposibles durante las Fiestas de Cataluña, el 11 y el 24 de septiembre, o los domingos al mediodía entre junio y octubre en la plaza Sant Jaume, que es adonde nos dirigimos a continuación.