Las gárgolas de la catedral

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Quería llamar tu atención sobre algunas de las gárgolas de la catedral. Son hechizantes, llenas de esculturas misteriosas, y podrías pasarte horas mirándolas y buscando mensajes. Las gárgolas se originaron en el siglo XIII, con la arquitectura gótica. Son canalones utilizados para drenar el agua de los tejados de las iglesias. Su nombre procede del francés antiguo, y viene de la palabra «gargouillis», por el sonido del agua que corre por sus gargantas. Pero mucho más que una función práctica, tienen un gran valor simbólico. Se supone que su aspecto aterrador repele el mal y ahuyenta a los espíritus malignos y a los demonios. Se dice que, en el pasado, las criaturas gritaban cuando se acercaba el mal. Algunos historiadores creen que las gárgolas están ahí para representar a las almas condenadas, a las que se prohibía entrar en la iglesia por sus pecados. No deben confundirse con las quimeras, que existen desde la antigua Grecia y son puramente decorativas. Estas criaturas monstruosas pueden tener diversos atributos físicos, pero siempre son demoníacas. Están ahí para recordarnos la presencia constante del mal en la tierra y la importancia de protegerse de él. Aquí tienes dos de las gárgolas más famosas de Barcelona. Creo que puedes verlas. Hay una especie de unicornio, y justo al lado, un elefante. Estos animales proceden del bestiario medieval, que es una especie de diccionario en el que se enumeran los animales creados por Dios y se explica su función en la tierra. Cada animal estaba vinculado a un atributo. La serpiente representa el pecado, la paloma la espiritualidad, el león la fuerza, etc. El unicornio, de cuya existencia nadie dudaba en la Edad Media, era símbolo de pureza y poder. Se dice que su cuerno está dotado de poderes, que trae buena fortuna y cura enfermedades. Incluso hoy en día, cuenta la leyenda que si una mujer desea tener un hijo, debe acudir a recibir el agua de lluvia que mana del unicornio de la catedral. El elefante también es portador de leyendas. Lleva sobre su espalda una especie de pequeña torre, parecida a un cubo de Lego. Cuenta la leyenda que si su trompa se rompiera, el mundo se hundiría. Dicho esto, ya ha ocurrido una o dos veces y todo va bien. En cuanto a las gárgolas del claustro, datan del siglo XV y se supone que representan a brujas petrificadas que fueron convertidas en piedra por escupir en la procesión del Corpus Christi. Castigadas por su comportamiento, están condenadas a escupir agua de lluvia por toda la eternidad. Así que, antes de irte, retrocede unos pasos para ver la misteriosa puerta flotante en el muro de la catedral, justo después del elefante. Es la prueba silenciosa de que un antiguo pasadizo unía antaño la catedral con el palacio real, permitiendo a condes y reyes llegar a la iglesia sin ser vistos.
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