Paseo de Gracia

Llegas al  paseo de Gracia. Es el eje central del nuevo distrito del Eixample, resultado de un gran plan de urbanización que se remonta a 1860. Es importante recordar la situación de la época. A principios del siglo XIX, Barcelona era una de las ciudades más densas de Europa, replegada sobre sí misma entre el mar y las murallas. Sus calles eran estrechas y estaban abarrotadas, lo que provocaba epidemias y condiciones de vida precarias. El resto del mundo se está modernizando, ¡y Barcelona no quiere quedarse atrás! La ciudad convocó un concurso, que ganó Ildefons Cerdà, con la firme intención de crear una ciudad alegre, soleada y más humanista, donde ricos y pobres pudieran disfrutar de las mismas condiciones de vida. La ciudad se construyó en torno a una retícula de bloques de casas, conocidos como manzanas, y el urbanista ideó tres ejes simbólicos para unir fácilmente los barrios. Se trata de la Avenida Diagonal, la Meridiana y la Paralela. Se controló la altura de los edificios, las calles tenían una anchura mínima de 20 metros y cada cruce ofrecía una plaza abierta donde podían florecer los pequeños comercios y reunirse los vecinos. El Paseo de Gracia conecta la Plaza Cataluña, situada en la costa, con el barrio de Gracia, en la ladera de la montaña, a lo largo de 1,6 km de una avenida lujosa, flanqueada por tiendas de renombre. Las aceras están decoradas con mosaicos hidráulicos. Gaudí los creó originalmente para decorar delante de la Casa Batlló, luego los utilizó hasta la Casa Milà, y finalmente, como quedaban muy bien, se utilizaron en toda la ciudad.