Calle de los Tintoreros

Vamos a girar hacia la derecha, pero ten en cuenta que la calle que tienes delante es un lugar muy turístico que puedes ir a descubrir si lo deseas. Se trata de la calle de los Tintoreros, que es por excelencia, una de las más pintorescas e históricas de la ciudad. Pavimentada con guijarros del río Durance, transcurre junto al canal de la Sorgue y toma su nombre de la fuerte industria textil que floreció en la ciudad entre los siglos XIV y XIX. Aún se pueden ver las cuatro ruedas, que antiguamente propulsaban las fábricas de telas que se encontraban en las inmediaciones. A lo largo de la calle solía haber moreras, donde se alimentaban los gusanos de seda. En la Edad Media, Aviñón era uno de los principales productores de seda de Europa. Cuando la actividad económica se diversificó para incluir también el algodón, se construyeron en la región numerosas fábricas textiles, dotadas de telares, cardadoras y otros muchos equipos utilizados en la fabricación de tejidos. En los diversos ríos que atraviesan la región se podía encontrar un gran número de ruedas hidráulicas que utilizaban la fuerza de la corriente para accionar las máquinas. En cuanto a los tintoreros, eran los artesanos encargados de dar los distintos tonos y colores a los tejidos. Preparaban los tintes, los aplicaban al tejido y los fijaban para dar el acabado final al producto. De ahí que la calle lleve aún hoy  el nombre de este oficio, en referencia a la industria que dejó su huella en la ciudad y la enriqueció durante mucho tiempo. Sin embargo, el siglo XX cambió todo eso con la llegada de nuevos métodos de fabricación y la aparición de una competencia feroz, aunque la industria textil sigue siendo una parte importante de la economía de la ciudad. En todo caso, la calle de los Tintoreros es muy turística, cuenta con numerosos cafés y restaurantes,  que sirven sus sabrosos platos a la sombra de los árboles. No dudes en volver para dar un paseo y comer algo.