Calle Laget

Auténtica callejuela del centro histórico de Aubagne, la calle Laget presenta casas con paredes y contraventanas de colores. A tu izquierda, en el número 3, una casa destaca del resto por sus ventanas elegantemente talladas y decoradas: es el Hôtel de Bausset, también conocido como la Casa del Complot. Construida en el siglo XV, esta casa fue el escenario de una conspiración que dejó huella en la historia de Francia. Pero para entender todo esto, echemos un vistazo al pasado del edificio. En el siglo XVI, pertenecía a Nicolas de Bausset, un noble francés cuya acaudalada familia encargó la construcción de esta encantadora residencia. En 1589, Enrique IV se convirtió en rey de Francia, el primer rey de la Casa Capeta de Borbón, y era protestante en lugar de católico. Ése era todo el problema. El siglo XVI estaba marcado por las guerras religiosas entre católicos y protestantes, y no todo el mundo apreciaba su llegada al trono. Acabó convirtiéndose al catolicismo en 1593 y fue coronado rey en Chartres en 1594. En 1598 firmó el Edicto de Nantes para poner fin a las guerras de religión que asolaban Francia desde hacía varias décadas y autorizar el culto protestante. Pero volvamos a nuestra Casa del Complot. En 1596, 2 años antes del Edicto de Nantes, Marsella, vecina de Aubagne, era una de las únicas ciudades francesas que no querían reconocer a Enrique IV como rey de Francia. Nicolas de Bausset, gobernador del castillo de If y ayuda de cámara del rey, y Geoffroy Dupré, notario de Marsella, se reunieron en esta casa para urdir un complot con el fin de asesinar a Charles de Casaulx, capitán de la milicia marsellesa. Su muerte permitiría a las tropas de Enrique IV entrar en la ciudad y tomar el control. Unas semanas más tarde, sucedió: Pierre Libertat se encargó del asesinato del capitán, que perdió la vida tras recibir dos golpes de espada. Marsella se reintegró en el reino, y Enrique IV se convirtió definitivamente en rey de Francia. Hasta aquí la historia de esta residencia, que sigue siendo uno de los últimos ejemplos renacentistas de la ciudad, con sus decoraciones de follaje, rosetones, cabezas de querubines y perlas. ¡Un monumento que desempeñó un papel importante en la historia de Francia!