Torre de los Vientos

Se trata sin duda de uno de los restos más impresionantes de la ciudad, no por su tamaño, ni por su arquitectura, ni siquiera por su función, sino simplemente porque esta torre, que data casi con toda seguridad del siglo I a.C., se encuentra en un notable estado de conservación, con un aspecto casi idéntico al de su construcción original. Construida como un antiguo reloj hidráulico, uno de los más antiguos del mundo, se utilizaba para medir el paso del tiempo mediante el agua. Es difícil decir mucho más sobre el funcionamiento de los relojes hidráulicos, pero lo cierto es que es una prueba de los grandes avances tecnológicos de los griegos en la Antigüedad, y se considera la primera estación meteorológica del mundo. También contenía ocho relojes de sol y una veleta. La torre, de 12 metros de altura, presenta altos relieves tallados que representan a las divinidades del Viento en cada uno de sus ocho lados, y está construida en estilo corintio, atribuido por algunos historiadores al ingeniero Andrónico Cyrrhestes. La torre ha sobrevivido extraordinariamente bien, habiendo sido utilizada a lo largo de su existencia, en época bizantina, se utilizó como campanario de iglesia y en época otomana, como salón de baile hasta el siglo XIX. No fue hasta 1845 cuando los arqueólogos la desenterraron, para deleite de los visitantes que han venido a admirar una de las mayores hazañas de ingeniería de la antigua Grecia.